"Más allá de que la radiodifusión utiliza ondas, canales o frecuencias que forman parte del patrimonio de la Nación (o, dicho de otro modo, de un patrimonio limitado que pertenece al mundo y que se administra y distribuye por acuerdos entre naciones), importa comprender que lo que más legítimamente le otorga su condición de bien que pertenece y debe servir a todos es, precisamente, la trascendencia socio – cultural que es capaz de ejercer sobre las comunidades.
Suponiendo posible la existencia de un ilimitado número de frecuencias y canales, y aún cuando pudieran ser utilizadas libremente por quienes las desearan, e incluso al margen de ser o no un objeto de lucro, la radiodifusión continuaría mereciendo el tratamiento de asunto de interés público.
Merced a su potencialidad para actuar, tanto positiva como negativamente sobre los individuos y la sociedad, debe ser tratada como parte de los bienes públicos en resguardo de la sociedad, que ha de impedir que esos medios sean utilizados en perjuicio de ella. En tal condición, no es suficiente con impedir aquello que pueda resultar lesivo a la sociedad: es preciso brindarle cuanto la pueda favorecer. No basta, tampoco, asumir que la radiodifusión deba ser tratada como patrimonio perteneciente al bien común: es indispensable fijarle una misión clara, concreta, posible y útil para aprovechar mejor sus potencialidades. Los bienes públicos son legítimamente utilizados sólo cuando contribuyen al beneficio general con el máximo de capacidad.
Además, la carencia de finalidad crea el desorden, el relajamiento de las conductas tanto de quienes actúan como de quienes deben conducirlos o vigilarlos; el resultado de esto fácilmente puede ser que el ejercicio incontrolado del gran poder de seducción y de convencimiento de la radiodifusión acabe por perturbar seriamente el orden necesario a la prosperidad de las comunidades.
Por todo esto, es preciso que se fijen objetivos o metas a la radiodifusión; que estos servicios dejen de ser manejados como objeto de experimentos, como simple negocio lucrativo o como instrumento de propaganda ideológica, para que pasen definitivamente a formar parte de aquellos descubrimientos e invenciones del hombre que ayudan positivamente a su bienestar material y espiritual, a su desarrollo y enaltecimiento."
Del libro “Radiodifusión en la Argentina” (1985) de Jorge E. Noguer (1927-2001)
Nacido en Buenos Aires el 19 de septiembre de 1927, Jorge Eduardo Noguer fue uno de los empresarios argentinos con más larga experiencia y mayor actuación en diversas ramas de la radiodifusión, actividad en la que se ha desempeñado a través de múltiples facetas.
Noguer inició su contacto con el mundo de la radiodifusión a partir de sus funciones como Gerente de Radiodifusión de la compañía Standard Electric Argentina, desde donde fue promotor de radios de frontera y de televisión universitaria.
Más tarde fundó Tonal S.R.L., productora de programas de radio para pequeñas estaciones del interior del país y luego Radiocentro Tonal S.A., dedicada a la comercialización de espacios de numerosas estaciones de radio y televisión del interior.
Fue socio fundador del CIP (Centro de Información de Publicidad), constante defensor de los derechos de los medios; fue también miembro de la Asociación Argentina de Agencias de Publicidad.
Jorge Eduardo Noguer ha realizado investigaciones sobre radiodifusión en los Estados Unidos, España e Inglaterra. Además tuvo a su cargo la coordinación general de los estudios realizados para la redacción de la Ley 19.978/72 de radiodifusión.
Orientador de los servicios de Radio y Televisión de la Universidad Nacional de Córdoba, aplicó sus experiencias en las emisoras LW1 Radio Universidad (AM/FM) y Canal 10, siendo estas modelos en el país.
Ex director de LU16 Radio Río Negro, emisora patagónica, fundador y dueño de San Isidro Labrador FM 95.5 y de Simphony FM 91.3, periodista, publicista, Noguer tuvo una personalidad múltiple, aplicada de lleno a su vocación por la radiodifusión, orientada con criterio eminentemente progresista y empresario.
Suponiendo posible la existencia de un ilimitado número de frecuencias y canales, y aún cuando pudieran ser utilizadas libremente por quienes las desearan, e incluso al margen de ser o no un objeto de lucro, la radiodifusión continuaría mereciendo el tratamiento de asunto de interés público.
Merced a su potencialidad para actuar, tanto positiva como negativamente sobre los individuos y la sociedad, debe ser tratada como parte de los bienes públicos en resguardo de la sociedad, que ha de impedir que esos medios sean utilizados en perjuicio de ella. En tal condición, no es suficiente con impedir aquello que pueda resultar lesivo a la sociedad: es preciso brindarle cuanto la pueda favorecer. No basta, tampoco, asumir que la radiodifusión deba ser tratada como patrimonio perteneciente al bien común: es indispensable fijarle una misión clara, concreta, posible y útil para aprovechar mejor sus potencialidades. Los bienes públicos son legítimamente utilizados sólo cuando contribuyen al beneficio general con el máximo de capacidad.
Además, la carencia de finalidad crea el desorden, el relajamiento de las conductas tanto de quienes actúan como de quienes deben conducirlos o vigilarlos; el resultado de esto fácilmente puede ser que el ejercicio incontrolado del gran poder de seducción y de convencimiento de la radiodifusión acabe por perturbar seriamente el orden necesario a la prosperidad de las comunidades.
Por todo esto, es preciso que se fijen objetivos o metas a la radiodifusión; que estos servicios dejen de ser manejados como objeto de experimentos, como simple negocio lucrativo o como instrumento de propaganda ideológica, para que pasen definitivamente a formar parte de aquellos descubrimientos e invenciones del hombre que ayudan positivamente a su bienestar material y espiritual, a su desarrollo y enaltecimiento."
Del libro “Radiodifusión en la Argentina” (1985) de Jorge E. Noguer (1927-2001)Nacido en Buenos Aires el 19 de septiembre de 1927, Jorge Eduardo Noguer fue uno de los empresarios argentinos con más larga experiencia y mayor actuación en diversas ramas de la radiodifusión, actividad en la que se ha desempeñado a través de múltiples facetas.
Noguer inició su contacto con el mundo de la radiodifusión a partir de sus funciones como Gerente de Radiodifusión de la compañía Standard Electric Argentina, desde donde fue promotor de radios de frontera y de televisión universitaria.
Más tarde fundó Tonal S.R.L., productora de programas de radio para pequeñas estaciones del interior del país y luego Radiocentro Tonal S.A., dedicada a la comercialización de espacios de numerosas estaciones de radio y televisión del interior.
Fue socio fundador del CIP (Centro de Información de Publicidad), constante defensor de los derechos de los medios; fue también miembro de la Asociación Argentina de Agencias de Publicidad.
Jorge Eduardo Noguer ha realizado investigaciones sobre radiodifusión en los Estados Unidos, España e Inglaterra. Además tuvo a su cargo la coordinación general de los estudios realizados para la redacción de la Ley 19.978/72 de radiodifusión.
Orientador de los servicios de Radio y Televisión de la Universidad Nacional de Córdoba, aplicó sus experiencias en las emisoras LW1 Radio Universidad (AM/FM) y Canal 10, siendo estas modelos en el país.
Ex director de LU16 Radio Río Negro, emisora patagónica, fundador y dueño de San Isidro Labrador FM 95.5 y de Simphony FM 91.3, periodista, publicista, Noguer tuvo una personalidad múltiple, aplicada de lleno a su vocación por la radiodifusión, orientada con criterio eminentemente progresista y empresario.
Jorge Noguer (traje claro con carpeta en manos) en la inauguración de LT13 Radio Oberá, Misiones, Diciembre de 1963. Fotografía exhibida en el Museo Histórico Municipal de Oberá, Misiones.
